Si ya no sabes cómo gestionar todo el sinfín de actividades, recursos, ideas innovadoras recibidas, si cuando intentas hacer plastelina casera tu hija te tira harina en la cara y solo puedes chillar, a continuación, te presentamos algunas consideraciones para sobrellevar los próximos días, para que podáis rebajar un poco el estrés en casa y la situación de confinamiento resulte más llevadera:


1. Identifica tus dificultades: el confinamiento significa una nueva forma de vivir y de convivir, esto conlleva muchos cambios. Ser consciente de cómo te está afectando a ti y qué debes tener en cuenta para sentirte un poco mejor y facilitar las cosas, facilitará las de tus hijos/as, incluso si eso significa emprender menos actividades con ellos/as.


2. Acepta la realidad y no tengas miedo de transmitirla. La situación es grave, es excepcional y marcará nuestras vidas para siempre. Cómo no va a cambiar la de nuestros hijos/as. Preservarles del dolor está bien, montarles una fantasía a lo “La vida es bella”, no. No rehúyas sus preguntas, generarás desconcierto, no inventes cuentos, y sobre todo, no personifiques la enfermedad. Vamos a dejarnos de cuentos que empiezan por “un virus muy malo quería acabar con el planeta”. Sé valiente, deja que tus hijos pregunten sin tapujos. Sé valiente, atrévete a contestarles: no lo sé. Pronto publicaremos un nuevo post con orientaciones sobre cómo explicar la situación a lo más pequeños de casa.


3. No niegues tus emociones ni las que tendrán el resto de tus familiares. Acogedlas, acompañarlas. Rabia, tristeza, miedo son emociones inevitables y necesarias, dadles el espacio para expresarlas, no juzgues, no recrimines y acompaña. Algunas veces no podrás acompañar. Ok, no pasa nada, ya lo harás a la próxima.


4. Rebaja expectativas. SI estás leyendo esto, es que te preocupan tus hijos/as más allá de sus aprendizajes de matemáticas. Bien. Decide tus batallas, qué límites marcar, cúando y cómo. Habrá malos días en los que ellos/as no tendrán ganas de hacer nada y tú tampoco, es normal. Será un buen momento para cocinar juntos, ordenar juguetes, doblar sábanas y jugar. No olvidemos nunca que el juego es la forma de aprendizaje más básica y esencial.